Un patrón que se repite en el ser humano es la impaciencia, no nos gusta esperar, a pesar de estar diseñados para hacerlo. Acostumbrados a recibir lo que deseamos tan pronto como se pueda, algo que tarde nos genera mucho malestar...
Queremos acortar el tiempo, dividirlo, acelerarlo, multiplicarlo, pasarlo de largo, dejarlo a un lado y obligarlo a transitar a nuestro antojo. Pero no es así, no siempre las cosas llegan cuando las queremos, y en algunas hay que esperar más que otras....
1 comentario:
Y a veces da la sensación que cuando queremos pararlo, el tiempo coge la velocidad que antes habíamos estado deseando... En fin...
Un beso :)
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