[...]...Hay que dedicarse regularmente a arrancar los baobabs cuando se les distingue entre los rosales, a los que se parecen mucho cuando son muy jóvenes... Y si un baobad no se arranca a tiempo, ya no es posible desembarazarse de él. Invade todo el planeta. Lo perfora con sus raices. Y si el planeta es demasiado pequeño y si los baobabs son demasiado numerosos, lo hacen estallar...[...]
El Principito
Los problemas son como los baobabs, y nosotros somos esos pequeños planetas donde germinan, resulta que muchas veces no reparamos completamente en que algo que nos sucede puede ser un problema, lo confundimos con algo más y este termina por crecer, y sumado a eso que al no decidir nunca nada, abonamos a que este problema crezca...
El problema no es tanto no decidir, sino que a medida que cada vez que crece es más difícil erradicarlo, y no está de más decir que por dejar un problema porque parece pequeñito terminamos superados por éste cuando se hizo grande...
Los problemas, como los baobabs, hay que arrancarlos, antes de que sus raices terminen por rompernos...
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